jueves, 18 de octubre de 2012

El séptimo sello (Det sjunde inseglet, Ingmar Bergman, 1957)


El cine de Ingmar Bergman podría resumirse en el duelo de ajedrez entre el caballero Antonius Block y la Muerte que discurre a lo largo de El séptimo sello. Un cruce de miradas, primeros planos, reflexiones ideológicas, metafísicas y religiosas en plena tensión y es que como decía Godard acerca del director sueco, su cine es un fotograma dilatado en el tiempo, siempre llenos de preguntas y reflexiones. Bergman es uno de estos autores, junto a Fellini, Antonioni o Bresson, que no pertenecen a ninguna de estas nuevas generaciones y movimientos cinematográficos que surgen durante la modernidad. Bergman es un autor con una impronta personal muy marcada que ha influido a muchos cineastas, en concreto, a Woody Allen, quién siente una gran admiración por el cineasta sueco y al que se ha intentado acercar en algunas de sus películas.



El séptimo sello está ambientada en una Edad Media estilizada, algo no muy recurrente en el cine de Bergman, pero que le ha reputado varios éxitos, como en El manantial de la doncella (Jungfrukällan, 1960), Oscar a la mejor película extranjera. La película narra el viaje de Antonius Block, caballero de las cruzadas y que ha perdido su fe en Dios, quién se encuentra con la Muerte, contra la que juega una partida de ajedrez para “retrasar el plazo final y poder reunirse con su mujer en compañía de su fiel escudero, ateo convencido”.

Podríamos decir que El séptimo sello marca el inicio de la etapa de madurez de Bergman y lo confirma como uno de los grandes autores del momento. Bergman, también director teatral, es uno de los cineastas más prolíficos que ha habido y antes de realizar El séptimo sello ya tenía en su haber dieciséis películas, de las cuáles Juegos de verano (Sommarlek, 1951) y Un verano con Monika (Sommaren med Monika, 1953) habían llamado la atención y habían sido encumbrada por los críticos cahieristas de la futura Nouvelle Vague. Entre Un verano con Monika y El séptimo sello Bergman realiza cuatro películas, sin gran reconocimiento pero que le permiten aprender e ir formando su estilo. Llega 1957 y con esta película comienza su década más importante y más reconocida. El mismo año de El séptimo sello realiza Fresas Salvajes (Smultronstället) a las que seguirán El manantial de la doncella, Como en un espejo (Sasom i en spegel, 1961), El silencio (Tystnaden, 1963), por citar solo algunas, y alcanzará su cima con Persona (1965).

Hoy en día se habla de Bergman y de sus películas como el gran cine clásico de autor en Europa, lo cuál es completamente erróneo, y se cae en ello por la sobria y serena puesta en escena del director sueco, que, salvo en ocasiones concretas, no suele jugar con el montaje, los saltos de raccord y demás mecanismo modernistas. La modernidad en Bergman consiste en poner frente al espectador la reflexión sobre cuestiones universales y que no tienen solución, es poner a la Muerte jugando al ajedrez de forma seria y no paródica como se haría en el cine clásico norteamericano del periodo. En su películas hay historia, pero esta no es la base de la película, como si lo es en las películas pertenecientes al MRI, lo importante es el interior, el pensamiento de los personajes y extrapolarlo al mundo real.

En la película, durante este viaje de Antonius Block aparece una Sagrada Familia, formada por un juglar, su esposa y su hijo, símbolos de la vida, la alegría y la juventud y el futuro, a quienes el caballero decido salvar sacrificando su vida a la Muerte, con la que se unirá en su danza final. Bergman nos dice que un persona(je) “constantemente atormentado por cuestiones sobre Dios y el vacío existencial”, atrapado en si mismo, no puede encontrar una salida, siempre estará atrapado dentro de si mismo y es necesario, si hiciese falta, que este se sacrifique para dejar paso, salvar a aquellos que si tienen confianza en que por la mañana saldrá el sol. Hablábamos de la puesta en escena y hay un plano que representa toda esta diatriba, y el cine de Bergman, que aquí se muestra:



Bibliografía:

MANDELBAUM, Jacques. El libro de Ingmar Bergman. Colección Grandes Directores. Cahiers du cinema ediciones – EL PAÍS. París: 2007.

JAY SCHNEIDER, Steven. 1001 películas que hay que ver antes de morir. Grijalbo, Barcelona 2004

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