jueves, 4 de octubre de 2012

¡Centinela Alerta! (Jean Gremillón y Luis Buñuel, 1937)



En primer lugar hay que contextualizar el film desde dos posiciones, la histórica y la cinematográfica, que en ocasiones llegan a unirse, y es que el cine es un reflejo de su tiempo.  La película de 1937 surge en un periodo de guerra, poco tiempo después del fracaso de la 2ª República, “época dorada del cine español”, donde hay un equilibrio entre la tradición folclórica y el cosmopolitismo y aumenta la calidad de las películas; la gente quiere ver cine español. A finales de los años veinte aparece la sonorización, que no sienta muy bien a las producciones españolas, que para obtener una buena calidad deben trabajar en Francia o Italia, costará un tiempo (hacia 1935) cuando se cuente en España con un equipo estable de profesionales, y esto llevará al auge del musical. Por esta época se crean diversas productoras, entre ellas, Filmófono, fundada en 1930 por la familia Urgoiti, una familia burguesa liberal. Esta producto tiene un carácter comercial en sus inicios. En 1931 distribuye películas de vanguardia y cortos de Walt Disney por lo que tiene un amplio margen de ventas y va adquiriendo salas de cine en Madrid. Llega el momento de conocer a Luis Buñuel, que en esta época ya tiene un aura vanguardista con sus películas Un perro andaluz y La edad de oro y fundan el cineclub, donde se proyectará por única vez esta película de Buñuel. Los cineclubs proyectan películas extranjeras y de contenido revolucionario, suele venir del cine soviético, y tienen un cariz intelectual. Buñuel entra con Filmófono en el mundo de la producción aportando 150.000 pesetas a la empresa, lo que le convierte en productor, ejecutivo y ocasional guionista (y director uncredited). Filmófono produce comedias y melodramas baratos, películas de fácil distribución y buenos beneficios económicos, lo que no resta que haga una lectura más progresista y liberal de los temas  de siempre: mujeres proletarias seducidas por los señoritos burgueses y después abandonadas, hijos abandonados en la miseria…. Y este es, en resumidas cuentas el contexto en el que surge ¡Centinela Alerta!

Esta película dirigida por Jean Gremillón y Luis Buñuel (que intenta desvincularse como tal debido a su caché como cineasta vanguardista, que no le permitía hacer películas comerciales, pero que, como productor tiene que hacer) es un sainete basado en La alegría del batallón y que mezcla comedia-musical y melodrama. Su argumento es simple y cumple con  el tema esbozado en el párrafo anterior: el joven burgués seduce a una mujer y la abandona, luego aparecerá Angelillo para cuidar de ella y su hija. La película está concebida desde su puesta en escena para la exhibición, lucimiento y disfrute de una de las estrellas del momento: Angelillo. La iluminación, los encuadres, las actuaciones musicales centradas en su figura… explotan la marca de este actor para que la película tenga una buena taquilla; también encontramos al típico personaje cómico, que aparece cuando el relato necesita algún chiste o una chispa de gracia y no caiga en el profundo melodrama. Pero la comercialidad del film no le resta ciertos valores estéticos, algunos evidentes del universo de Buñuel como el plano en el que se le retuerce el cuello a una gallina blanca o la primera elipsis temporal, después de que el joven burgués se haya aprovechado de la chica, ella se encuentra en el río y se produce la elipsis: un árbol con hojas se convierte en un árbol seco, que da cuenta de la situación de la muchacha y, al mismo tiempo, del periodo de guerra en el que se ubica la película. La película no huye de la realidad en la que vive y hace una critica a la actitud del cuerpo de milicia, mostrándolos como unos vivarachos despreocupados cuyo objetivo es la diversión y pasar el tiempo, cantando, y preocupándose por nimiedades. Otro elemento que cabe mencionar es el uso de efectos de transición, no son simples fundidos, también encontramos cortinillas triangulares o con otras formas geométricas, que recuerdan,  y hacen guiño, al cine mudo, como en la escena de la partida de cartas, que muestra a ese ejército cómico. La película está dividida en dos núcleos dramáticos (tres si contamos el planteamiento inicial) que sería una primera parte con predominio del musical y la comedia, y la segunda con mayor importancia del melodrama, debido a la aparición del personaje de Arturo (el que se aprovechó de la joven) y debido a un malentendido se produce una lucha entre ambos. Al final, con la solución del equívoco Angelillo se reconcilia con la chica y termina con una escena musical. Entretenimiento y reflexión para el público. 

No querría terminar sin comentar este uso del equívoco, estrategia clave para la comedia y el melodrama que va desde películas de la época, y anteriores, de ¡Centinela Alerta! como Pilar Guerra (José Buchs, 1926) hasta una serie contemporánea como Aquí no hay quien viva, donde el equívoco, el malentendido es el eje de cada capítulo. Y es que en España, el costumbrismo y la comedia, salpicada con pequeñas dosis melodramáticas que lleguen al espectador, parece ser que es lo que las productoras piensan que tiene un éxito seguro. Y esto, desde los inicios del cine en nuestro país, o como dice el habla popular: “de toda la vida”.


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