domingo, 15 de febrero de 2015

Mr. Turner (Mike Leigh, 2014)


Dentro de la socorrida temática del retrato biográfico que el cine se empeña en abordar año tras año de cara a la galería de premios[1], y que no suele tener grandes resultados de valor cinematográfico, especialmente cuando se decide abordar a una figura del mundo del arte, el film de Mike Leigh se ilumina como una de las pinturas de aquel a quien retrata: J.M.W. Turner, uno de los pintores más influyentes y respetados, a día de hoy, de la historia. Acercarse a esta figura de la manera que hace el film no era fácil, pues no es nada complaciente con el pintor, pero si sincera y capaz de recoger lo más importante de toda película que quiera ser más que una simple biografía: la esencia de aquel a quien retrata. ¿Y cómo lo logra? Alejándose del Mr. Turner pintor para acercarnos al Mr. Turner humano: un hombre educado pero sin miramientos, severo pero comprensible, desagradable pero atrayente. Un hombre lleno de dudas, pero con las ideas muy claras. En fin, una oscura contradicción en si misma, un ser lleno de deseo contenido que deja escapar cada vez que escupe en el lienzo para pintar una llama, o golpea con el pincel para crear un sol cegador.

La película de Leigh esta más cercana de un film reciente de Terrence Malick que del “experimento” Boyhood de Richar Linklater, por poner dos ejemplos fáciles de codificar. Y esos “momentos de una vida”, como se subtituló en España la cinta del texano, que están construidos de una forma que (maliciosamente) crean una narración prolongada a lo largo de doce años reales, y por lo tanto, falsos, cobran un realismo pragmático en los retazos sentimentales de Mr. Turner. A la media hora del film nos podemos estar preguntando que historia nos quiere contar Leigh, que ha ido retratando con un gran sentido de las puls(ac)iones el ser del hombre al que la cámara escruta sin enfatizar, con una sencilla mirada bañada por la luz y editada “a la inglesa”, podríamos decir. De primeras, sorprende que donde muchos otros films han fallado, Mr. Turner se atreve a ofrecer la cara oculta del artista. Una vez hemos llegado a sentir al personaje nos preguntamos que más queda, hacía adónde irá el film y que nos quiere contar. Y si no se entra en la propuesta de Leigh, lejana a estas clásicas preguntas, el film puede hacerse tedioso y aburrido. Si bien es cierto, que la duración es un tanto excesiva y en ocasiones la película se vuelve reiterante, cada escena va sumando capas a la historia de un hombre con un talento y una vida hecha, cuya única preocupación era captar una buena luz y sentirse acompañado. ¿Y esto no es, al fin y al cabo, lo que buscamos todos?

Se ha hablado, y se ha reconocido (ahí está el premio en Cannes y en la Academia de Cine Europeo) la labor de Timothy Spall dando vida a Mr. Turner. Y si logra una actuación conmovedora es por la misma razón por la que triunfa el film, porque permite ver más allá de la figura del artista. Vemos a un hombre lleno de complejos, cuya máxima expresión es el gruñido de un cerdo y la mirada de una rata, celosa, desconfiada, al mismo tiempo que consciente de su inigualable valor, de su calidad y su posición en la historia (del arte). El personaje de Spall es tan alambicado, y llevado a buen puerto por el actor, que los demás quedan resentidos. Además del trabajo del guión, que da todo el peso a Mr. Turner.. Así pues, en él hay uno de los retratos psicológicos más pulidos de la historia del cine británico, per el resto son algunos más de los habituales chascarrillos ingleses.

En cuanto a la puesta en escena, el film sigue siendo muy inglés en ese sentido: recto, firme… no arriesga, se muestra solido sabiendo que lo importante es sacar lo que Mr. Turner lleva dentro, y para ello no hay nada tan efectivo como un lenguaje sencillo, que deje hablar a lo que sucede dentro del cuadro. No hay un énfasis por mostrar la labor creadora del pintor, ni sus procesos de investigación. Todo queda en manos de la esencia y las sensaciones de ver una silueta junto a un amanecer o un atardecer. Esa luz tan maravillosa que hace que seamos capaces de sentir lo que el pintor anotaba en sus cuadernillos. La música puntualiza debidamente aquellos momentos en los que se le requiere, de manera sutil y cuidada. Y el montaje no deja puntada sin hilo. En fin, una obra hecha con detalle, dedicación y devoción, que crea una bella estampa de un ser humano dedicado en cuerpo y alma a la pintura y a la luz, porque estaba lleno de sombras.




[1] Este año, nada menos, salen a relucir Stephen Hawkins en La teoría del todo, Martin Luther King Jr. en Selma, Alan Turing en Descifrando Enigma y Jason Hall, de la mano de Clint Eastwood, en American Sniper

viernes, 6 de febrero de 2015

Fernando Franco. La humanidad detrás de ‘La herida’

Los Goya 2015 están a la vuelta de la esquina. El año pasado La herida, de Fernando Franco fue la gran triunfadora. Recuperamos aquí la entrevista que en su día le hicimos al realizador para la web Nomepierdoniuna.net. Actualmente, el cineasta se encuentra preparando su próximo largometraje Morir, nuevamente con Marian Álvarez. 



Fernando Franco, director de La herida, nos concede unos minutos de su tiempo entre montajes, galas de premios y caóticas preparaciones para los Goya, a los que llega con 6 nominaciones: mejor película, mejor director novel, mejor guión original, mejor interpretación femenina protagonista, mejor montaje y mejor sonido. Nos habla de la Academia y de las nominaciones, de la situación del cine español, de su filmografía entre la dirección y la edición. Y, por supuesto, de La herida, de cómo surgió el proyecto, su realización, el trabajo previo y su repercusión.
>La herida comenzó con fuerza ganando premios importantes en San Sebastián (Concha de Oro a la mejor actriz para Marian Álvarez y premio especial del jurado) y otros festivales. Por otra parte, el estreno en salas fue más modesto. Esta situación afecta directamente a pequeñas ciudades como Castellón, donde este tipo de películas más arriesgadas no llegan hasta que no las “recupera” una sala alternativa como la del Paranimf de la UJI. ¿Crees que la industria cinematográfica española necesita un cambio radical a la hora de distribuir sus propias películas?
Creo que, en cierto modo, esos cambios se están produciendo. Centros alternativos como el que mencionas en Castellón u otros como Cineteca del Matadero en Madrid, Centro Niemeyer en Avilés, etc. se convierten en refugio de este tipo de cine más inaccesible. Por desgracia, no suele haber copias para nutrir simultáneamente a todos esos espacios pero lo importante es que las películas acaben por llegar, aunque sea un poco más tarde, como sucede en el caso de plataformas como Filmin. En cierto modo es una vuelta al modelo de reestreno en provincias qués y con la emulsión prácticamente desprendida de tanto trote. En cualquier caso, bienvenidas sean todas las ayudas y opciones para dinamizar este modelo.
>Atendiendo a las nominaciones de los Goya, previsibles cuando a lo largo del año se ha visto una clara diferencia, tanto de calidad como de rentabilidad, entre las “grandes” películas y las “pequeñas” películas. ¿Cómo ves esta situación?¿Piensas que la Academia, y el Gobierno, deben aceptar la situación y trabajar para adaptar el cine español a los tiempos que corren?
En realidad la Academia, de la cual soy miembro, es un ente abstracto y las películas que aparecen nominadas son fruto del recuento de los votos de los socios. Por los resultados, parece que el modelo predominante tiende hacia películas más consolidadas industrialmente. En este sentido, yo creo que el cine español debe funcionar a base de un cierto equilibrio entre los dos modelos, el más comercial y el más autoral. El primero genera riqueza y taquilla mientras que el segundo genera prestigio, marca España en el extranjero gracias a los festivales por los que viaja, etc. Creo que deben alimentarse mutuamente.
>En este panorama, La herida me recuerda mucho a La soledad de Jaime Rosales, que dio la sorpresa en los Goya de 2008 y parecía abrir un camino a la hora de hacer más visible este cine más pequeño pero más interesante. ¿Sigue siendo tan complicado levantar un proyecto cómo La herida?
Sí que es complicado levantar un proyecto como éste. En nuestro caso hemos tardado alrededor de cinco años. Se sumaban muchas trabas: primera película, tema duro/complicado, casting sin estrellas, etc.
>Desde la crítica y el análisis tenemos razones para definirla así, pero lo pregunto de forma personal, ¿en qué medida crees que La herida es una película importante dentro del cine español contemporáneo? 

Creo que una cinematografía está formada por una constelación de películas muy diferentes y que todas son importantes a la hora de constituirla ya que, de algún modo, son un reflejo de un momento, de un contexto y una situación. Si, en este sentido, La herida es una película de mayor o menor importancia, es algo que se me escapa. Me gustaría pensar que si lo fuese es porque haya servido para abrir un poco más la veta de entrada a un cierto tipo de cine personal y arriesgado y que, de algún modo, pueda servir de estímulo a quienes quieren hacer este tipo de películas.

>Entrando de lleno en La herida, que comenzó siendo un documental. ¿Qué te llevó a querer tratar un tema como la conducta Borderline? ¿Y por qué ese cambio del documental a la ficción?
Me interesé por el tema al leer sobre él en un libro de psicología. Siempre me ha interesado el retrato psicológico en cine y literatura y me pareció un buen punto de partida para construir sobre algo que tiene un cierto carácter subterráneo, que no mucha gente conoce. Lo abordé a priori como un documental pero, poco a poco, me fui dando cuenta que la intromisión que implicaba mi planteamiento en la intimidad de las personas que colaboraban conmigo suponía transgredir una cierta barrera ética que no estaba dispuesto a cruzar. Decidí, por tanto, trasplantar al terreno de la ficción toda la investigación y documentación previa que había elaborado.
>Pese a ser una ficción, la apuesta formal del filme está muy cercana a la experiencia del cine directo. Esto implica un trabajo muy elaborado para lograr el realismo que tiene La herida. ¿Cuánto tiempo hubo de ensayos y trabajo previo a la filmación?

Muchísimo tiempo si partimos de que hemos tardado cinco años en levantar la película y que, desde el principio, fue Marian Álvarez la protagonista, haciéndola yo partícipe de las sucesivas versiones del guión que iba escribiendo, compartiendo documentación, enlaces, etc. Los ensayos, por otro lado, ya con todos los actores, duraron alrededor de seis semanas, lo que es mucho en una película española. En ese tiempo nos dedicamos a poner en pie todo el guión, secuencia a secuencia, volviendo sobre ellas, incorporando cambios, etc. En paralelo, dedicamos mucho tiempo a las localizaciones e, incluso, una vez decididas, íbamos a ensayar a los propios espacios en los que luego rodaríamos.
>Todo este trabajo previo da su fruto en la magnífica interpretación de Marian Álvarez. ¿Cuáles fueron los motivos que te llevaron a pensar en ella para que interpretase a Ana?¿Cómo fue el rodaje con ella?

Había visto Lo mejor de mí, de Roser Aguilar, y me parecía que su interpretación era excelente. Además, su aspecto frágil, con esa belleza dulce y un tanto aniñada me parecían fundamentales para contrarrestar lo que su personaje pudiese tener de incómodo. Una vez que empezamos a hablar sobre el guión, me di cuenta que, aparte de todo, es una persona extremadamente inteligente y sensible: entendía perfectamente al personaje y la película que yo quería hacer, aportando cosas y detalles al conjunto. El rodaje, en este sentido, fue genial. Realmente disfrutamos del trabajo y Marian soportó de maravilla todo el peso que le había caído. Es una profesional como la copa de un pino aparte de una persona excepcional. Cualquier persona del equipo te dirá lo mismo.

>A mí, personalmente, la película me ayudó mucho a comprenderme mejor a mí mismo y ser más consciente del entorno que me rodea y cómo le afecta mi actitud. Podría decir que el filme, más que una experiencia, ha sido un apoyo o una ayuda. ¿Éste era uno de los objetivos de La herida? ¿Gente que padece de conducta Borderline, o que se encuentra en una situación similar a la de Ana, te ha comentado al respecto después de ver el film?
Yo nunca pretendo transmitir un mensaje unívoco o adoctrinar ni nada parecido. Prefiero que cada cual saque sus propias conclusiones. A veces, incluso a mí me es complicado llegar a respuestas. Prefiero plantear preguntas. En este sentido, hay gente que se ve reflejada y gente que no; gente a la que, como tú dices, la película le ha funcionado a un cierto nivel terapéutico y otras que ni siquiera piensan que la película articule un argumento. Por supuesto que me encanta que se produzca lo que mencionas, ya que mi meta es conseguir un retrato riguroso y honesto de un personaje de tal manera que, si se consigue, a través de él se transmitirán elementos más universales que tienen que ver con el ser humano y que, de algún modo, afectarán a unas ciertas sensibilidades. Y sí que se ha acercado gente que padece la misma problemática que Ana. En general han sido momentos muy satisfactorios ya que, en su mayoría, se mostraban muy agradecidos por el hecho de que nos hubiésemos aproximado con respeto al tema.
>Dentro de los muchos temas que podemos encontrar en tu obra, ¿podrías hablarnos de aquellos que más te interesan?
A grandes rasgos: la incomunicación, las relaciones afectivas y de pareja, la enfermedad física y mental, la muerte, la tecnología, etc. Diría que, en general, el ser humano y sus problemas.
>Para ir terminando, y cerrando el círculo,  has trabajado con directores muy diferentes. Y tus trabajos como realizador te han permitido conocer los diferentes campos que forman el panorama audiovisual contemporáneo. ¿Podrías decirnos cuáles son los/as realizadores/as españoles/as que más te llaman la atención en la actualidad?
Prefiero no hacerlo porque seguro que se me iban a olvidar nombres.
¿Notas algunas ausencias en los Goya de este año?

Dos películas que no se podían siquiera votar: La casa de Emak Bakia e Història de la meva mort. Por otro lado, Los ilusos o Gente en sitios, que no han tenido ninguna nominación. Otras, como la de Mar Coll creo que deberían haber tenido una mayor presencia. Documentales como el de Jorge Tur o el de Eloy Enciso.
>Después de un film como La herida un nuevo proyecto necesitará su tiempo y meditación. ¿Estás preparando algo nuevo?


Estoy trabajando en la escritura de un guión de largometraje.

domingo, 1 de febrero de 2015

Nightcrawler (Dan Gilroy, 2014)




El advenimiento del cine digital trajo consigo aquella estrella del norte que fue Collateral (2004) dirigida por Michael Mann (del cual estos días se está hablando muy bien gracias a esta línea continuista del píxel que es Blackhat). Este film de un taxista que en la noche de Los Ángeles es sometido a los designios de un sicario pulcro y que sabe cómo y cuando hablar, sentó cátedra y ha sido uno de les referentes para retratar la atmosfera y el carácter de la capital de California desde su propia industria. En 2007 David Lynch convertía la ciudad en una pesadilla y tensaba el digital convirtiendo la ciudad en su Inland Empire. Y en 2011 llegaba otro pulido retrato nocturno de L.A. y los oscuros seres que la habitan en Drive.  Y ahora, Dan Gilroy vuelve a rebuscar por la basura de la gran ciudad y encontrar en ella a un rondador nocturno, a un Nightcrawler, extraño reflejo de una cultura del consumo tan macabra como insaciable.


Louis Bloom (Jake Gyllenhaal), al que Gilroy parece querer establecer descendencia con el Leopold Bloom del Ulises (1922) de James Joyce, aquel otro rondador sin oficio ni beneficio, es un ladrón de poca monta que no encuentra trabajo. Cosas del destino cinematográfico, una noche descubrirá la posibilidad de ser “reportero” freelance en busca de noticias amarillistas con las que ocupar las portadas de los telediarios. Una vez le coge el gusto sus ansias de escalar le hacen ir perdiendo (si es que alguna vez lo tuvo) el sentido de la ética y la responsabilidad moral. De su mano irá una directora de informativos que sólo quiere levantar los índices de audiencia. Cosa que sólo se consigue con sangre. Y ahí entra un tercer protagonista del que el film no habla, pero es el más aterrador: el espectador, que se presta a esas practicas deplorables y que hacen que lo que empezó como un trabajo ratonero para Bloom termine siendo una empresa sólida y con significativos beneficios. Ya vimos en Pozos de ambición (2007) como el éxito esta teñido de sangre y el self-made man americano es, desde los orígenes de la nación (o eso al menos podemos concluir de una crítica filmografía generada a lo largo de los años) un ser con mucha labia, aires de grandeza y sin remordimientos.

Por otro lado nos encontramos con los medios de comunicación, tan insaciables y ciegos, o por lo menos daltónicos, incapaces de distinguir el color de la sangre. Las manipulaciones de La cortina de humo (1997), la crítica (aunque mala siempre buena) y la violencia de Network (1976) o los despotriques homofobos y racistas de Los chungitos en GH VIP (2015). La televisión, o los mass media, como un El gran carnaval (1951). La televisión es un vampiro, o un licántropo sediento de sangre y vísceras, como Gilroy sugiere con esa luna llena que abre y cierra el film. Es estremecedor el momento en el que la directora de los informativos le ordena a los presentadores a través del pinganillo que le pongan suspense al drama mientras la cámara de Bloom se acerca a una cuna después de haber presenciado un tiroteo. Esto lo hace a sabiendas de que no hay tal bebé, pero quiere llevar la emoción, la pulsión de muerte del espectador al límite.



El mensaje, en este sentido es claro y ácido como una víbora, animal en el que se convierte Bloom generando para su propio beneficio un tiroteo con persecución, perfecto para llevarle a la cima de su profesión. La atmosfera esta muy lograda, y el ritmo no decae en ningún momento. De la misma manera que la película será recordada básicamente por la absorbente interpretación de Gyllenhaal. El film se constituye en entretenimiento en si mismo, y nos hace que como espectador queramos seguir viendo como Bloom va haciendo crecer el río de sangre y bajando a los infiernos, que hoy en día tienen forma de plató de televisión con las vistas de la ciudad de fondo. Así pues, la película se vuelve contra si misma y lo que pretende criticar, en cierta manera genera la pulsión que hace que tengamos interés en seguir viéndola. Nos manipula, al igual que Bloom manipula a cada cual que se le pone por delante, y si no puede le asesta un buen golpe. Pero hay un tercer factor que afecta a este desequilibrante y provocador film, y es que desde la iluminación de sus primeros planos se percibe que el mundo retratado es algo falso y artificial, que es una película, no está diciendo. ¿Entonces, en qué quedamos? Nightcrawler es un film que plantea muchas dudas, especialmente sobre la representación. El personaje de Bloom está cerrado herméticamente y parece no tener pasado ni futuro detrás de él, lo que dificulta el, por lo menos, empatizar con él, entenderle. Aún en Taxi Driver (1976) habían unas consecuencia psicológicas generadas por una guerra, pero aquí simplemente tenemos el boceto, el primer plano de un personaje muy potente y con mucho atractivo pero del que no sabemos apenas nada, un mero muñeco de cuerda a las ordenes de un guionista y director que lo tiene todo tan maniatado que la solidez del conjunto se diluye al final.


Cuando la luna llena ha desaparecido de la pantalla y el impacto en el espectador se vuelve reflexión. Porque es ahí a donde el film quiere llegar (o eso espero) ante tanta contradicción, dudas, desequilibrios o como más conveniente nos sea llamarlo, que la televisión de hoy en día no da pie a la reflexión, sólo busca el impacto (fácil, a ser posible). No hay que pensar, sólo emocionarse, y los que la manejan deben estar sedados ante tantas montañas de basura. Con lo que me viene una letra de Los Planetas que no hasta que punto viene al caso pero resonó varias veces mientras veía la película:

En montañas de basura,
en montañas de basura,
en montañas de basura,
en montañas de basura.

Ningún beso de cordura,
ningún beso de cordura,
ningún beso de cordura,
ningún beso de ...
Dios me tendrá que proteger.
¿Qué va a pasarme en esta vez?

¿Qué va a pasar si me entrego y no funciona?
¿Qué va a pasar si me tiro al barro ahora y sale mal?

¿Qué va a pasar si no puedo soportarlo?
¿Qué va a pasar si decido dar el paso y sale mal?
Aguantaré, podré escapar, podré volver.
Mi vida va a ser mejor de lo que fue.

¿Qué va a pasar si no lo es?