Microanálisis de un plano en torno a la representación
Ivy (Bryce Dallas Howard) mira directamente a cámara y
dice: "Estoy enamorada. Él está enamorado de mí. Si muere, todo lo que
para mí es vida morirá con él. Pido permiso... para cruzar los bosques de
Covington e ir a las ciudades... a conseguir medicamentos... que puedan salvar
a Lucius Hunt".
Y el concepto de representación se vuelve el tema del
film. A partir de ese momento, de esa mirada a cámara que expulsa al espectador
del relato para instarle a que ejerza una mirada distanciada de la narración,
para que se cuestione todo lo visto hasta ahora, para que se de cuenta de que
todo es una mentira. El mismo pueblo es un gran escenario al que sus fundadores
han dado vida, el mismo pueblo es un espacio de la representación, que se hace
pasar por un pueblo de época, creyentes de un periodo de mayor inocencia y
castidad protegidos de todos los peligros.
Cuando el peligro se presenta en el pueblo, el verdadero
peligro, no el ficticio creado por ellos mediante la invención de las criaturas
del bosque, sino el que surge ante la amenaza de muerte real de Lucius, éste
(el peligro), rompe la representación de esa farsa, obligando a uno de los
fundadores a tomar una decisión que puede poner en peligro la continuidad de
esa vida ficticia.
Ese primer plano es toda una declaración de intenciones
de Ivy (y Shyamalan) que apela directamente al espectador contándole lo que va
a suceder en el resto del metraje. Una vez sabiéndolo, lo que nos interesa no
es esta resolución, sino sacar a la luz todo lo que la representación ha
creado.
Desde aquí, se producirá un montaje paralelo que alterna
flashbacks dentro de flashbacks con el presente del film, y toda la continuidad
que había hasta el momento se quiebra a favor de un ejercicio en torno a la
representación, sus causa y consecuencias, y como forma parte de nuestra vida.
PS: El cine de Shyamalan no es un cine de género fallido, porque no es lo que busca, al menos desde El protegido (Unbreakable, 2000). Shyamalan hace otra cosa, y como buen cineasta posmoderno, su obra gira en torno a la representación y el análisis metafílmico del género de suspense con hibridaciones del terror, fantastisco, ciencia-ficción, etc. Cuando vayamos a ver una película de Shyamalan, hay que hacerlo con estas perspectivas y no con la que nos venden en los trailers.
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