domingo, 12 de agosto de 2012

Pat Garret & Billy the Kid (Sam Peckinpah, 1973)


Por Víctor Radoselovics Serna
"Los tiempos pueden que hayan cambiado, pero yo no"
Billy the Kid

El discurso fundamental de “Pat Garret & Billy the Kid” (1973), es la dualidad a la que se ven sometidos los personajes, que se mueve por el cambio de los tiempos y que se define por la comprensión o renuncia de esa metamorfosis del entorno. Una de las características que nos permite englobarla dentro de una corriente más o menos homogénea del cine norteamericano, es su carácter autoreflexivo. Obsoleta ya la representación clásica rígida y simplista del western, y tras diversas propuestas desde la relectura manierista del género, el western alcanza una época que por sus características contextuales, lo obliga a ser reescrito desde perspectivas que “rompen con el mito americano e inician un camino crítico y autoreflexivo, que termina por conducir al crepúsculo del propio género” (Heredero 1982:22).
 
La obra de Peckinpah no solo plantea esta necesidad, sino que se pronuncia en un juicio nostálgico y desencantado que otorga al western una nueva dimensión épica, tornándose sensiblemente más universal. El desdoble de los mitos tradicionales del género, termina por producir una atmósfera realista, donde la caracterización de los personajes se vuelve más rica y compleja, y les atribuye una carga trágica heredada de la década de los '50 (Ford con “El hombre que mató a Liberty Valance” (The Man Who Shot Liberty Valance, 1962), Aldrich con “El último atardecer” (The Last Sunset, 1961) o Huston con “Vidas Rebeldes” (The Misfts, 1961).

La representación de un entorno envilecido por la realidad existencial de los colonos (explotación y aniquilación de otras razas) así como las realidades económica (avance del ferrocarril como símbolo de progreso y con ello la construcción de fronteras y alambradas) o jurídica (avance de la ley al servicio de las grandes fortunas terratenientes), hace que éste se desvincule de los protagonistas, personajes trasnochados, superados por la Historia y cargados de un aire lírico y legendario. Son personajes anacrónicos que sienten nostalgia por unos valores que se extinguen.

En el trabajo que se presenta a continuación se realiza un detallado análisis de la secuencia introductora de este mítico film de Sam Peckinpah.



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